En las últimas décadas los historiadores vienen prestando cada vez más atención a todo lo relacionado con la memoria colectiva, las relaciones entre historia y memoria y la historia de la memoria. Este creciente interés por la memoria se explica porque su control y gestión se hace en función de los problemas del presente, el cual, con frecuencia, se pretende legitimar utilizando el pasado. No en vano Pierre Nora definió la memoria como "instrumentalización política del pasado por el presente". Sabemos que la elaboración de la memoria es algo en construcción, es decir, no la simple manifestación de las huellas del pasado, sino el proceso de elaboración social e histórica de ese pasado. De ahí la importancia de la memoria histórica y de las políticas de memoria en la génesis y evolución de la identidad colectiva y por ende en los discursos que tratan de forjar identidades políticas, sociales o nacionales. En todo ello la memoria desempeña un papel central, pues, como ha señalado Juan Sisinio Pérez Garzón, "la memoria no sólo construye la identidad, sino que perfila y determina el ser, su modo de existencia y las pautas de comportamiento". Las políticas de memoria no suponen necesariamente un plan premeditado para imponer una historia más o menos sesgada y en suma poco científica. Por el contrario, mucho más destacables que las intervenciones en ese sentido son los silencios más o menos conscientes o inconscientes, pero en todo caso explícitos sobre diversos temas, la indiferencia o desatención hacia otros, en definitiva, las "políticas de olvido". No es de extrañar, por tanto, que en un panorama dominado por la manipulación y los atropellos de la memoria se abra paso la necesidad de buscar una "política de la justa memoria" frente a la imposición del olvido forzado o del recuerdo selectivo propiciado por la "pasión conmemorativa". En este contexto se recogen aquí las aportaciones de una serie de profesores que en los últimos años vienen estudiando en el marco general español los procesos históricos que han configurado los nacionalismos "periféricos" y los regionalismos, sus señas de identidad, los rasgos comunes que presentan y el origen de sus mitos e historias "diferenciadas", en los casos de Cataluña, Aragón y Navarra.