El relato existía mucho antes de la aparición del cine, y el cine se inspiró en las demás artes a la hora de inventar sus propios modos de contar historias; puede decirse, pues, que no existe cine sin relato. Sin embargo, el relato cinematográfico se diferencia radicalmente, por ejemplo, del relato literario. La presente obra combate los tópicos que tienden a reducir el relato de una película a su guión. El relato cinematográfico pasa por todas las etapas de la creación del filme, rodaje y montaje incluidos. Se encarna en la interpretación de los actores, pasa por sus cuerpos, por sus voces y por toda la elaboración de la banda sonora; se sirve de su lenguaje, empleando la elipsis, el fundido en negro, el flash-back o el flash-forward, la voz en off, los efectos especiales… En suma, por lo que al relato respecta, en cine todo depende de la puesta en escena: justamente ahí radica su especificidad. Grandes maestros del cine como Griffith, Murnau y Stroheim sirven a la autora para remontarse a la invención del relato cinematográfico y entender las filiaciones establecidas a través de generaciones de cineastas hasta la actualidad, partiendo de los ejemplos de películas clásicas como las de Renoir, Hitchcock, Welles o Lang, por ejemplo, pero también las de David Lynch o Eric Rohmer. Análisis de secuencias, extractos de guiones, textos y comentarios de cineastas y guionistas constituyen otros tantos puntos de apoyo para sus tesis.