Tanto al filmar una película como al proyectarla, la luz hace visible la imagen. Sin luz, no hay imagen. La luz también aporta sentido a la imagen por el modo en que ilumina el tema y por la atmósfera emotiva que genera. Los pintores, los fotógrafos y más tarde los cineastas han explorado todas las distorsiones a las que la luz puede someterse para elaborar esa emoción. «Crear luz en el cine» es participar en el desarrollo de la historia que el director cuenta, dominando las emociones que la luz produce. Para construir la luz de una escena, el director de fotografía se sirve de sus conocimientos técnicos, de su observación de la realidad y de su cultura estética, así como de referencias a la pintura, la fotografía, la literatura, e incluso a la música, al lenguaje, la arquitectura... Jacques Loiseleux propone al lector que comparta esta experiencia. A través del estudio de sus cuadernos de notas, del comentario a sus propios documentos de trabajo, del diálogo con otros directores de fotografía, el autor transmite aquí su sabiduría del oficio y los secretos de su arte.