Pedro González de Mendoza (1428-1495), eclesiástico y político castellano, está considerado como uno de los mejores ejemplos de la transición del mundo medieval al moderno. Quinto hijo de don Íñigo López de Mendoza, primer marqués de Santillana, y doña Catalina de Figueroa, desde su infancia fue destinado a la carrera eclesiástica. En 1453 fue nombrado obispo de Calahorra para luego ejercer como asesor de Enrique IV. Al morir su padre en 1458, se convirtió en la cabeza de la familia de los Mendoza, dando origen a la poderosa Casa del Infantado. Durante el reinado de Enrique IV defendió los derechos legítimos de Juana la Beltraneja, aunque en 1473, un año antes de la muerte del rey, apoyó decididamente a la princesa Isabel, futura reina Católica. Desde entonces se convertirá en asesor de la reina, luchando a su favor durante la guerra de Sucesión (1474-1479) y desempeñando un destacado papel en la batalla de Toro (1468). A partir de ese momento su poder e influencia en la corte se acrecentarán, participando en hechos fundamentales de la historia de España como: la creación de la Inquisición, la expulsión de los judíos, la firma del tratado de Tordesillas y la financiación del viaje de Cristóbal Colón a América. En esta obra, Ramón de Lacadena recorre la biografía del más poderoso estratega de la edad media española, considerado por algunos como «el tercer rey de España». Un retrato histórico de gran honradez histórica y belleza literaria que permite esclarecer muchos episodios del reinado de los Reyes Católicos.