Si hay algo que de verdad caracteriza a la producción artística que tiene lugar en el Barroco es su gran variedad de propuestas y su voluntad renovadora. En este sentido son determinantes las diferentes perspectivas con que los países católicos y los protestantes se enfrentan al hecho artístico, así como la aceptación y positiva valoración de la originalidad de los artistas. Todo ello es evidente en el rico mundo de las artes figurativas barrocas, que este libro acerca al lector de un modo ameno y rigurosos.