Enrique había comenzado el nuevo siglo con la certeza de que se aproximaba a la serenidad cuando su abuela Rosario salió del cuadro para sentarse en el diván situado a escasos centímetros del borde inferior del marco dorado. Un prodigio de la imaginación que actuará como una catarsis en Enrique, un divorciado cincuentón de vida confortable y solitaria, que le llevará a rememorar la historia familiar; un recuerdo, entre el placer nostálgico y el dolor, que irrumpe como un río caudaloso del que acabará emergiendo el apunte del futuro. El recuerdo liberador servirá a Enrique para escarbar en su sepultada memoria, oculta tras un tupido velo, y enfrentarse al episodio traumático de su niñez que marcó toda su vida. Casa de fieras inaugura un nuevo rumbo en la trayectoria de Álvaro del Amo. El cine y el teatro, la fantasía y el ensayo confluyen aquí en un relato que recorre sucesivas generaciones del siglo pasado, expuestas con la precisión de un entomólogo y el dolor de un testigo presencial. Metáfora del viejo zoológico del Retiro madrileño, Álvaro del Amo nos asoma a un universo escasamente tratado por nuestra literatura: el habitado por los vencedores que no tardaron en darse cuenta de su derrota. Aquellos que entre la ferocidad de la España victoriosa y el escándalo, la ignominia y la tragedia de quienes perdieron la guerra, fueron comprobando cómo sus ideales se convirtieron en la coartada de quienes acapararon la victoria. A través de Rosario, Emilia, Enrique y los demás personajes circundantes, el autor traza en Casa de fieras, una magnífica saga, un fresco de la evolución y decadencia en las relaciones de una familia burguesa española a lo largo de un siglo.