No se puede obligar a nadie a leer ciertos libros , pero… ¡ay si se pudiera! Los libros protagonizados por Osito de la autora Else Holmelund Minarik serían obligatorios. En todas las escuelas infantiles, en todas las clases de preescolar, en todas las bibliotecas y todas las noches antes de dormir para los niños pequeños que ya saben escuchar una historia. Hay en la transparencia de su lenguaje (traducido por María Puncel) y en el ritmo de la frase una cercanía capaz de transmitir el asombro, el afecto, el miedo , no solo de los niños, sino de los humanos: la experiencia conmovedora de ser amado sin límites, la complicidad entre los amigos, la alegría de compartir…Nos reconocemos en estas pequeñas historias que rebosan emoción y humor, lo mejor de nosotros, dicho con palabras muy sencillas, la alegría de vivir y de sentir, la suerte de ser niños y tener adultos buenos alrededor. Cualquiera de los cinco libros que forman parte de esta colección nos coloca ante un universo en el que los niños experimentan, juegan, se comunican en la seguridad de ser acogidos por los adultos si algo no va bien. Las ilustraciones de un joven Sendak transmiten, con su aire victoriano y algo solemne, humor y ternura, gestos y miradas que hacen de estos libros sean ideales para compartirlos, escuchando la cadencia de las historias y disfrutando con los mil detalles de sus imágenes. “La visita de Osito” narra el día en que el pequeño protagonista de esta serie va a ver a Abuela Oso y Abuelo Oso, con quienes disfruta escuchando sus historias. El tono coloquial y la espontaneidad de los diálogos, la inocencia y los buenos modales por parte de Osito, junto con la complicidad de los abuelos, son aspectos esenciales en el texto, que transmite ternura y empatía. Los cuentos que Abuela Oso y Abuelo Oso le cuentan a Osito se presentan como relatos independientes, que se suman al capítulo de introducción y al simpático desenlace de la visita. La habilidad narrativa de Else Holmelund Minarik permite hacer una lectura global del libro, en el que se plantean cuestiones como la libertad o la superación de los miedos, además de poner en valor la relación entre abuelos y nietos, el diálogo mutuo y la transmisión de conocimientos y afectos.