¿Hasta que punto, cuando nos aproximamos a la obra musical creada por Teodoro W. Adorno, estamos en presencia de un compositor, o más bien nos enfrentamos ante el raro fenómeno de un filósofo que intentó prolongar los contenidos de su pensamiento hasta el plano de la música misma? Esta es la pregunta que trata de responder Fidel Rodríguez Legendre, considerando que sería un error ver en la tarea musical de Adorno un "pasatiempo". Por el contrario, Adorno nunca lo vio así, desarrollando su labor compositora con gran rigor y continuidad. Si son muchas las cuestiones que se plantean, en el fondo, la pregunta que subyace en todo el texto de Rodríguez Legendre es cómo puede medirse el éxito de un compositor musical así hay que considerar a Adorno e, incluso, como le reconocería su maestro Alban Berg, con dotes realmente magníficas, más cuando ese compositor estructura su obra al calor de un pensamiento filosófico y sociológico, que se enfrenta, fundamentalmente, a la pregunta sobre el deber ser de la música.