Los hábiles trazos de los aguafuertes de Rembrandt, que transmiten una sensación de espontaneidad, libertad e inmediatez en su época muy inusual, ya sorprendieron a sus contemporáneos. Sus estampas, pronto difundidas por Europa, fueron admiradas por artistas, buscadas por coleccionistas y elogiadas por historiadores, y su influencia posterior en el arte del grabado fue enorme. Además de virtuosismo técnico, Rembrandt poseía una extraordinaria inteligencia visual. Fue un maestro incomparable en el arte de la composición y de los efectos del claroscuro, y al mismo tiempo un creador de imágenes de gran originalidad, fuerza expresiva y profunda humanidad. Con su mirada experta, Vicenç Furió invita al lector a dejarse fascinar por el genio de un artista que ha despertado la admiración universal.