Cuando en 1953 Francis Crick se preguntó por la estructura molecular del ADN, probablemente no era consciente de que los resultados de sus posteriores investigaciones iban a dar como resultado un cambio radical en la comprensión de la vida. Más de treinta años después de que le fuera concedido el premio Nobel por su descubrimiento de la estructura molecular del ADN, Francis Crick ha reflexionado sobre la forma en que nuestra conciencia reacciona y actúa. Su objetivo a la hora de iniciar su estudio fue el de intentar definir, por métodos científicos, lo que desde una perspectiva religiosa se denomina "alma". ¿Existe en realidad?, ¿qué es exactamente lo que nos hace ser seres vivos sensibles?, ¿la naturaleza misma del ser humano se limita a la perfecta interrelación de una serie de neuronas, que permiten "ver" a nuestro cerebro?... Desde la Antigüedad, el hombre ha intentado hallar respuesta a todas estas preguntas. Pero, hasta ahora, ese ha sido terreno exclusivo de la religión y de la filosofía. La principal reivindicación del Dr. Crick es la de conseguir que el mundo científico y, en especial, la neurología, entren también en esa discusión. Como él mismo afirma: "El mensaje del libro es que es el momento de pensar científicamente sobre la consciencia (y su relación, si la tiene, con la hipotética alma inmortal) y, lo que es más importante de todo, el momento de empezar el estudio experimental de la consciencia de un modo serio y deliberado".