Las ideas y concreciones monumentales en el ámbito de lo conmemorativo en Iberoamérica constituyen el eje principal del presente texto, y la mayor parte de los ejemplos incluidos pertenecen al que podríamos considerar el período de mayor " fiebre monumentalista " en el continente, aproximadamente los años que van en torno a 1890 y hasta 1940. La escultura monumental en Iberoamérica vino a cubrir varias necesidades de los gobiernos y nuevos países. Contribuyó a la " urbanización " simbolizando a la vez el " adelanto cultural " de los mismos, promovió a " los próceres " considerados dignos de ser imitados, y expresó emblemáticamente " la obra pública " de gobiernos de tinte liberal y europeizante a través de la transformación estética de las ciudades. La ciudad fue concebida como un " gran panteón " , a través del nomenclátor de calles, avenidas, plazas y barrios, convirtiéndose gradualmente, parafraseando a Victor Hugo, en una " crónica escrita en piedra " , y los monumentos en verdaderos " poemas épicos " .