Este es el diario melancólico de un niño yugoslavo, de un poeta sensible, de un veterano de la guerra de Bosnia y Herzegovina. Con una prosa poética, y tan íntima como descarnada, el autor narra su vida en el frente y sus memorias familiares. Cronista de un pasado luminoso, el narrador poeta y soldado, regresa al universo de la infancia, el de la vida llena de luz de antes de la guerra; relato salvífico con el que logra ponerse a salvo del sinsentido. Este es también un viaje de la memoria a través de las estaciones, de las aguas del río Una, de su fauna y su flora. Faruk Sehic; describe la naturaleza de forma magistral, y consigue que el lector sumergido en la lectura de lo que por momentos parece un delicado y singular tratado de botánica, olvide los horrores de la guerra.