El mejor testimonio del primer concilio que se celebró en la Hispania Bætica por la iglesia cristiana. El primer documento sinodal de todo Occidente se elaboró en nuestra tierra, concretamente en la Bética y en sus cánones se revela nuestra historia antigua de forma nítida: la fe, los ritos, la cultura, la sociedad, la ética y moral, la sexualidad, los negocios, las inquietudes y cotidianeidad, así como el sentido de la alteridad de los hombres de Iglesia presentes en el concilio (relación con los paganos, judíos, cargos cívicos, mujeres, etc.). El concilio de Elvira es una ventana abierta hacia nuestro pasado, una llave que nos permite acceder a un mundo pretérito del que nuestra tierra y, quién sabe, tal vez algunos de nuestros antepasados, fueron testigos de la configuración del cristianismo primitivo hispano. Este controvertido documento fue el legado pionero que Ilíberis (Granada) dio a la estructuración de la naciente Iglesia hispanorromana. El concilio de Elvira, como documentación histórica y eclesiástica que es, abre una puerta hacia nuestro pasado y nos muestra cual fue el origen de la Iglesia como institución nacional en un tiempo interpersecutorio, en la llamada pequeña paz de la Iglesia, anterior al Edicto de Milán (313) y al Concilio de Nicea (325), es decir, antes de que el cristianismo fuese religión oficial del Imperio Romano.