«Sentíamos que Margaret Thatcher era mucho más terrorífica que cualquier monstruo al que el Doctor se había enfrentado.» Así resumía la situación el equipo de guionistas y actores de la popular serie Doctor Who de la BBC: lo que estaba ocurriendo fuera de los platós, en un mundo que el capitalismo estaba conquistando a golpe de privatizaciones y leyes contra los trabajadores, también tendría su reflejo en las pantallas. «Helen A.» o «Rehctaht», trasuntos alienígenas de la Dama de Hierro, precipitaron con su afilado retrato la cancelación de una de las series más longevas de la historia de la televisión, pero resaltaron una vez más un valor que la ciencia-ficción nunca dejó de tener. Tras la crisis y recomposición del capitalismo global en los años setenta, la ciencia-ficción continuó siendo un espejo implacable tanto de las nuevas formas de dominación económica, como de las respuestas colectivas a esta. Desde los robots «anti-huelga» de las revistas pulp americanas de comienzos del siglo XX, hasta la obra de los dos «H. G.», Oesterheld y Wells, recorremos los mapas que ese mundo alternativo nos ha ido ofreciendo; pesadillas y sueños de emancipación que perviven hoy bajo el reinado de la economía financiarizada y sus vasallos políticos.