El cuerpo posibilita experiencias sublimes, aparte de otras más cotidianas como la sensación de bienestar o de alegría. Pero también se expresa a través de molestias, dolor y enfermedad, como signos que demandan nuestra atención. A través del cuerpo se manifiestan nuestros potenciales más extraordinarios, por eso conviene cuidarlo con una intención que va más allá del mantenimiento de la salud. Es la misma razón para, en caso de enfermedad, intentar curarse por medios naturales, no tanto combatiendo los síntomas como respetando la inteligencia del cuerpo, que puede emplear la enfermedad para favorecer un giro existencial o la adopción de hábitos más saludables.