"Mamá, el arte es un tesoro que nos han robado. Sólo los 'intelectuales' pueden disfrutar del tesoro. La élite de la cultura. Han encerrado el arte en un cofre de conocimientos y para abrir la cerradura hace falta haber leído mucho. Pero cualquier persona mínimamente sensible puede saltarse la cerradura y abrir el tesoro". Este extracto de una conversación entre madre e hijo resume el propósito y la intención de Juanjo Sáez en su obra de mayor éxito comercial, 'El Arte': desmitificar el arte, acercarlo al gran público y que la gente de a pie entienda que para disfrutar de un cuadro o de una escultura no hace falta saber, sino sólo sentir. El autor catalán reivindica "la idea de que cualquiera puede acercarse al arte y disfrutarlo, lo mismo que si miras un paisaje. El arte está muy desvinculado del pueblo cuando tendría que ser tan popular como en el siglo XV, que era como la tele. Por eso me molesta esta distancia entre el gran público y el arte". A través de conversaciones (algunas reales, otras muchas imaginarias) con su madre, un ama de casa normal y corriente que piensa que no entiende nada de arte, Juanjo Sáez repasa la historia de las vanguardias artísticas y saca la esencia de Picasso, Miró, Calder, Magritte, Warhol, Duchamp o Dalí. Compara el nacimiento del cubismo con la invención del arroz con leche, el sentimiento místico que puede producir la contemplación de un cuadro con una jugada de Maradona, afirma que mirar un móvil de Calder es parecido a observar la luna o las formas que crean las nubes en el cielo y que "contemplar los cuadros de Miró es como cambiar los canales de la televisión del cielo". En esta edición ampliada de 'El Arte', que cuenta con cuatro dobles páginas desplegables con interpretaciones libres de Sáez de cuadros contemporáneos, el autor de Viviendo del cuento (Random House, 2004) y de Hit emocional (Sexto Piso, 2015) añade también un prólogo y un epílogo ilustrados que le dan otra dimensión a la obra. En aquel momento en que Juanjo Sáez escribía El Arte, su madre estaba luchando contra la enfermedad y perdió la batalla. El autor recalca: "El libro, por encima de lo que he contado, era un canto a la vida para ella, una llamada a disfrutar las pequeñas cosas y a contemplar la vida como a una obra de arte. Un regalo. Y que de nosotros depende hacer algo bonito y bello con ella. Hacer arte de la vida".