Atapuerca ha pasado de ser un nombre casi desconocido a adquirir una resonancia triunfal: las excavaciones desarrolladas en esa sierra burgalesa pueden presumir de haber encontrado la mayor acumulación mundial de fósiles de homínidos, y entre sus logros más relevantes se cuentan el más antiguo, el primer acto de canibalismo o el primer regalo fúnebre del que hay noticia. Los responsables científicos del proyecto han levantado alrededor del yacimiento una industria de popularización del conocimiento que incluye decenas de libros de divulgación, documentales televisivos, exposiciones itinerantes, un parque arqueológico y su propio Museo de la Evolución Humana en Burgos, todo ello flanqueado por una constante presencia, muy bien calculada y pautada, en los medios de comunicación españoles. En la esfera pública, Atapuerca fue etiquetado desde el principio como un proyecto muy "español" y se convirtió en paradigma desde el que demoler las viejas acusaciones sobre el atraso de la ciencia nacional. Ese contexto, y no solo la antigüedad e importancia de los fósiles, explica que la Sima de los Huesos se haya convertido en el nuevo origen de la historia de España. El caso de Atapuerca, así, constituye un ejemplo único y fascinante del uso que se puede conferir a la popularización de la ciencia. El presente libro, con un conocimiento muy detallado de la historia de las excavaciones y de su relevancia científica, un riguroso planteamiento de fondo y una amenidad narrativa fuera de lo común, nos cuenta la forja de esta nueva y nos ayuda a comprender los mecanismos que mueven al saber científico -y a algunos de sus integrantes- en pos de un reconocimiento generalizado.