Siendo verdad que las deficiencias no pueden ser consideradas la prisión que priva de "libertad" al sujeto, sin embargo, por falta de respuestas adecuadas y por una serie de convencionalismos interesados, prejuicios irracionales y actitudes incorrectas, la discapacidad se transforma en torre fuertemente custodiada que aísla, excluye, discrimina y deshumaniza. La Iglesia no ha sido ajena a todo ello y, más bien, ha manifestado unas actitudes excesivamente asistencialistas e improvisadas, alejadas de la necesaria reflexión que aquí reivindica el autor, que pretende llenar este vacío eclesial para dar pautas a la pastoral sanitaria desde el prisma particular de la discapacidad grave, que conoce bien por años de experiencia directa y trabajo tenaz.Se trata de un trabajo pensado, sobre todo, para las personal que padecen la discapacidad y para las familias, en cuyo seno acontecen los procesos que la presente obra describe. Pero es igualmente útil y necesario para los profesionales de la sanidad y los agentes de pastoral interesados en que la "vida en abundancia" no sea "privilegio tan suave, excepción tan principal", que deje fuera a quienes, por su indefensión, son los preferidos de Dios.PATXI ZUZA GARRALDA pertenece a la Orden de Ministros de los Enfermos (Religiosos Camilos) y trabaja actualmente en Argentina.