Humboldt fue científico, viajero, inventor y llegó a ser una de las personas más admiradas de su época. Heredero de la Ilustración, abandonó su Berlín natal guiado por sus inquietudes, recorrió gran parte de Europa y, tras muchas peripecias, consiguió embarcarse en una expedición para explorar el Nuevo Mundo. No había nada que escapara a su interés: coleccionó muestras de plantas locales, estudió las especies más peculiares, anotó las variaciones climáticas e hizo grandes contribuciones a todos los campos de la ciencia. Hijo del romanticismo alemán, aportó al estudio de la naturaleza una visión nueva, llena de sentimiento y pasión. Un hombre fuera de lo común, que desafió todas las expectativas de quienes le rodeaban y logró reivindicar su particular visión del mundo.