La noche del 10 de diciembre de 1875 se inaugura en la ciudad siciliana de Vigàta el flamante nuevo teatro Rey de Italia. Eugenio Bortuzzi, el prefecto milanés que dirige la ciudad con mano de hierro, se ha salido con la suya y ha conseguido programar para su primera función, a pesar de la oposición de todos los vecinos, la desconocida y mediocre ópera Il birraio di Preston. Mientras por las butacas las insinuaciones se multiplican y los rumores más malintencionados empiezan a circular sin freno, el espectáculo muy pronto se acaba convirtiendo en un desastre: la soprano lanza un grito monstruoso, el pánico se apodera de la sala y el desconcierto es total, lo que desencadena una historia de intrigas, asesinatos y revueltas que nos transporta hasta el complejo universo siciliano de la segunda mitad del siglo xix.