Tras la publicación en 2006 de La noche de Cagliostro y otros relatos de terror «un hito en la memoria de muchos aficionados, entre los que me cuento», llegó a decir de esta antología Fernando Savater, José María Latorre nos deja una vez más una buena muestra de su excelente quehacer literario con la veintena de historias reunidas en Música muerta y otros relatos. Dotado con ese don natural para contar historias, previo a la adquisición de la técnica narrativa, Latorre hace fluir sus relatos con aparente facilidad y un estilo eficaz y clásico que despierta la capacidad de sugestión del lector. Sobre su variedad temática dentro del amplio repertorio de la narrativa fantástica y de terror nos hablan los asuntos escogidos para algunos de sus relatos: Cuervo, un western inquietante y cruel, El depósito de agua, una historia angustiosa y kafkiana magistralmente ejecutada, Música muerta, un relato clásico de fantasmas narrado en primera persona y ambientado en un monasterio de Florencia, digno de los maestros de la ghost story, El experimento de Armando Lombarte un relato de terror psicológico en la línea de El extraño caso del señor Valdemar o El entierro prematuro, o Resurgam y El sacerdote suicida, dos historias de un tema tan querido al género como es el vampirismo, que se nutren de la tradición de clásicos como Bram Stoker o Sheridan Le Fanu.