En este Breve tratado el autor reflexiona sobre la muerte del paisaje, las confusas relaciones entre paisaje y medio ambiente o las políticas que se deben aplicar en estos campos. Se trata de un ensayo que manifiesta su rechazo a todos los conservadurismos de carácter lúdico y optimista. Es un homenaje a todos los artistas que han inventado nuestros paisajes y un apoyo a todos aquellos que continuarán esta aventura estética.