Tan profundo e intenso como el disparo que lo produce. Tan fulminante y expansivo como la explosión que lo genera. Así es el dolor que sienten las personas víctimas del terrorismo. Un dolor al que se añaden la incomprensión, porque no hay razones que justifiquen semejante daño; la soledad, porque la sociedad parece no querer enfrentarse con la mirada desolada de las víctimas, y hasta a veces la culpa, la de ser uno de los que sobrevivieron. Las víctimas del terrorismo, en cualquiera de sus formas, han sufrido en persona una agresión dirigida a toda la sociedad. ¿Cómo es posible asumir ese dolor, convivir con él y transformarlo en esperanza? Los testimonios de este libro –recogidos y analizados por los psicoterapeutas Lucía Sutil y Eduardo Lázaro– demuestran cómo el ser humano, el mismo que puede llegar a cometer las peores atrocidades, es también capaz de rehacer su vida aún desde el horror y la injusticia.