Zambullido durante cinco jornadas en el interior de una bañera a la que va añadiendo agua caliente, con la muerte mordiéndole los talones y retorciéndole la aorta, el periodista Julián Lago devenido en payaso retrotrae la mirada y la desliza, indiscreta y selectiva, por aquellos hechos que han impreso, en sangre y tinta, su existencia.