Durante la etapa romántica la Alhambra pasó de ver amenazada su existencia a ser objeto de activas campañas de restauración. Polémicas de ámbito local y nacional envolvieron las intervenciones, acometidas las más de las veces por artífices con una deficiente formación teórica y práctica. Los debates estuvieron centrados —al igual que lo siguen estando hoy—, en si el restaurador debe limitarse a consolidar o debe recuperar una imagen unitaria, si respeta la pátina o devuelve el supuesto brillo primigenio, si conserva el valor documental o lo sacrifica en el altar del valor artístico. El libro no se limita a trazar el complicado itinerario de las restauraciones, sino que también ilumina la microhistoria de una ciudadela por la que desfilaron algunos de los más célebres escritores y artistas de la época, desvelando cuál era la realidad social que había tras la onírica cortina del romanticismo.