¿Has visto que de un trozo de mármol florezca una rosa? ¿O que un cocodrilo toque el piano? ¿O que una puerta te salude? Imposible de ver, porque esas acciones no les son propias. El mármol es mármol y no planta, el cocodrilo no es inteligente, ni la puerta un ser animado. Cada uno de nosotros, además de lo que somos a simple vista, somos UN HIJO DE DIOS: ¡los bautizados somos capaces de cierta igualdad con Dios! Hablando con él caerás en la cuenta de que tienes Padre, redescubrirás tu bautismo y aprenderás a ser como tu Padre del Cielo, que es santo.