El año 1884 vio la aparición en París de una novela finisecular de culto que fue acogida como un éxito totalmente perverso en la escena cultural europea. El título de la obra era À rebours (traducido al igual A contrapelo como Contra Natura). Su autor, Joris-Karl Huysmans, lo escribió como seductor libro de texto de la decadencia, como un antídoto contra la “banalidad” del naturalismo o el realismo. El simbolismo, cuya influencia se dejó sentir bien entrada la era modernista, era un sustituto artístico de la religión, un culto a la belleza de gran densidad espiritual. Una pintura o una escultura simbolista tiene un propósito enigmático. En lugar de la comprensión intelectual, la obra busca que el admirador experimente su misteriosa profundidad como una visión. No sorprende que los simbolistas crearan algunas de las piezas artísticas más fascinantes de su época. Artistas incluidos: Arnold Böcklin, Edward Burne-Jones, Puvis de Chavannes, Thomas Cole, Jean Delville, Maurice Denis, James Ensor, George Frampton, Paul Gauguin, Ferdinand Hodler, Ernst Josephson, Fernand Khnopff, Gustav Klimt, Max Klinger, Georg Kolbe, Frantisek Kupka, Frederick Lord Leighton, Jacek Malczewski, Hans von Marees, James Abbot McNeill Whistler, Piet Mondrian, Gustave Moreau, Edvard Munch, Néstor, William Degouve de Nunques, Pablo Picasso, Odilon Redon, Félicien Rops, Dante Gabriel Rossetti, Giovanni Segantini, Charles van der Stappen, Franz von Stuck, Félix Vallotton, Elihu Vedder y Georg Frederick Watts