Poco antes de fallecer, Olga Bejano preparó este libro que puede considerarse como su testamento espiritual. Se trata de una de las reflexiones más lúcidas y sobrecogedoras sobre la condición humana, el sufrimiento y la capacidad de superación personal. En estas páginas, que suponen el cierre de una obra que ha cautivado a miles de lectores, se nos abre por última vez la intimidad de la autora. Desde las graves limitaciones que le impuso su enfermedad, y con ayuda de sus garabatos, Olga Bejano mostró que una existencia con sentido no depende tanto de la calidad de vida como del empeño en ir más allá de uno mismo y de la apertura a los demás.