Pocos sectores se pueden beneficiar de la gestión del conocimiento tanto como el legal. En los despachos o firmas de abogados, el conocimiento es el principal factor de producción y la esencia de los servicios que los abogados prestan a sus clientes se basa en su conocimiento y sus habilidades, saber y experiencia. Aunque con algunos años de retraso, los despachos de abogados empiezan a preocuparse por profesionalizar la gestión de su conocimiento, es decir por aplicar técnicas de gestión más o menos probadas y que se apoyen en algo más que el mero voluntarismo. Esta obra, dirigida tanto a los Socios-directores de los despachos, responsables de la toma de decisión, como a los que en la práctica tienen que implantar las políticas o ejecutar los proyectos de gestión de conocimiento, tiene por objeto principal examinar la gestión que del conocimiento hacen los despachos de abogados (que si bien comparte características con la gestión que se realiza en otros organizaciones de servicios profesionales, también tiene características propias) y a la vez proporcionar herramientas prácticas que ayuden a poner en marcha un proyecto de estas características, bien aplicando alguna de las recetas que contiene, bien evitando alguno de los fallos más frecuentes que se cometen. En lo que se refiere a las propuestas concretas, los autores han procurado sugerir un amplio abanico de posibilidades que sean útiles para el diverso espectro de tipos de despachos que caracteriza el sector legal en España, tanto en lo que se refiere al tamaño como a los recursos de que disponen. El libro, redactado en un lenguaje claro, sencillo y didáctico, está estructurado en 8 capítulos y se inicia con un cuestionario de autodiagnóstico para que los despachos conozcan cuál es su punto de partida y cómo deben o pueden enfocar su estrategia. Tras un capítulo introductorio en el que se aclaran conceptos básicos y se define el alcance de la obra, en los siguientes capítulos se comentan aspectos relativos a las personas que participan en un proyecto de gestión del conocimiento: los llamados generadores del conocimiento, los gestores y los usuarios. Con rigor y desde su experiencia, los autores van desgranando algunos de los temas que más preocupan en el sector como son el papel de los abogados; la necesidad de contratar o no profesionales especializados en la gestión del conocimiento; la selección y adquisición de fuentes de información externas; la gestión del conocimiento como generadora de valor para el cliente y el fomento de una cultura pro gestión del conocimiento en los despachos. También se dedica un capítulo al estudio o comentario de la tecnología existente y la utilidad, ventajas y desventajas de las distintas soluciones. Aunque tradicionalmente los despachos tienden a enfocar casi de forma exclusiva la gestión del conocimiento al de carácter jurídico, cada vez son más los que deciden gestionar también el conocimiento relativo a los clientes. Por ello se incluye también un capítulo a cómo gestionar eficientemente este tipo de conocimiento.