A lo largo de sus páginas, entre otras cosas, veremos a Óscar crecer, empezar a andar, enfrentarse a la guardería y articular sus primeras palabras, siempre bajo la atenta supervisión de sus padres y las aportaciones de abuelas, vecinos y amigotes... ¿Por qué todo el mundo tiene que meter siempre las narices en estas cosas? ¿Es que no es bastante difícil ya? Las historias de la Parejita no son ejemplares ni, muchas veces, edificantes, pero desprenden amor a borbotones y una rara ternura, lo cual no está nada mal para los tiempos que corren.