Lydia Clame tiene treinta años y ya no se siente joven. Pero, quizás por primera vez, está enamorada. Eso sí, de un hombre más joven que ella y que tal vez no la corresponda, dema¬siado ocupado en vivir los beneficios de su clase y de su sexo, in¬cluso de su aparentemente descuidado atractivo. Lo mismo en un partido de tenis que en un casino francés. La señorita Clame no tiene miedo, al contrario que algunas de sus amigas, a convertirse en una «solterona», pues la belleza que en¬cuentra en mucho de lo que la rodea, y en los libros que ama, la salvan de la realidad más prosaica… Hasta que llegan las cuentas de los administradores de su herencia. Una novela agridulce, y muy crítica a pesar de su aparente lige¬reza, digna de Jane Austen, pero escrita por uno de los talentos más brillantes y secretos de la narrativa británica de la primera mitad del siglo xx. Y nunca antes publicada en España.