Había una vez un pueblo que estaba situado en la cima de la montaña más alta de la Tierra. Sus habitantes podían volar como los pájaros y, desde pequeños, aprendían a tejer alfombras voladoras. Eran amigos del rayo, del trueno, de las nubes y del sol, aunque su misión más importante era cuidar del arco iris. En este cuento los pictogramas sustituyen a los sustantivos y hacen la lectura más fácil y divertida.