Estamos acostumbrados a la omnipotencia del arquitecto; su divinización, sin embargo, se remonta a los inicios de la historia. En Mesopotamia, Enki, uno de los tres grandes dioses del panteón sumerio, era considerado como un dios-arquitecto encargado de ordenar el mundo y de enseñar a los hombres a proseguir esta tarea, componiéndolo y habilitándolo. A través de la figura y de las acciones de Enki, en especial en el campo de la arquitectura, descritas en diversos mitos, este ensayo trata de valorar el imaginario arquitectónico y urbano mesopotámico, quizás no tan alejado del nuestro.