Me creo obligado a escribir este libro para dar testimonio a las nuevas generaciones de lo que fue la Cruzada española de 1936 a 1939, «una de las gestas más limpias, más hermosas y más heroicas de una patria en la que los héroes y los santos nacieron con tanta abundancia como las flores en la primavera», así como de lo que yo llamo «proceso secularizador», que ha ido minando y destruyendo todo lo que supuso y significó dicha Cruzada y el Estado confesional que nació de ella, católico, nacional y social, al servicio del bien común, consiguiendo que España se reencontrase a sí misma, como quería Ángel Ganivet, reconstruyéndola «sobre los sillares de la tradición». Lo que importa destacar para comprender la Cruzada es que lo que se puso en juego durante la misma era una civilización de raíces cristianas; raíces que con su savia habían creado Europa, y que en España, providencialmente, aún tenían vigor para alzar en armas a una parte de nuestro pueblo, y enfrentarse y vencer a un enemigo poderoso y sin escrúpulos, que pretendía sustituir esa civilización por otra —que en realidad no puede considerarse civilización—, antitea y antiespañola