La Psicología del Desarrollo se ha convertido en una disciplina muy completa, no sólo por la particular dificultad y amplitud de los temas que aborda, sino también por su carácter transversal dentro de la Psicología. Así, aunque tiene sus propios objetivos científicos -describir y explicar los cambios que se producen con la edad y, en la medida de lo posible, reconducirlos u optimizarlos-, al mismo tiempo resulta instrumental dentro del resto de disciplinas psicológicas, pues conocer cómo surge y evoluciona cualquier aspecto de la mente y de la conducta ayuda a entender mejor su particular natualeza y las formas en que se manifiesta finalmente en el individuo adulto.