El tren de la muerte fue la primera gran matanza pública de civiles de nuestra guerra. El 12 de agosto de 1936 un tren procedente de Jaén era inmovilizado por grupos de milicianos en un apeadero cercano a Vallecas. Sus pasajeros, más de doscientos hombres y una mujer, detenidos en la provincia andaluza por su filiación política de derechas o su catolicismo, ya que el principal de ellos era el obispo de Jaén, estaban siendo conducidos a la cárcel de Alcalá de Henares. Ante la presión de los milicianos, el gobierno accedió a que los presos fueran fusilados. Sólo lograron escapar unos pocos que más tarde contaron su espeluznante historia. Santiago Mata ha llevado a cabo una exhaustiva investigación, ciñéndose a los documentos y a los hechos, y ha entrevistado a uno de los supervivientes, para lograr explicar qué ocurrió exactamente y por qué más tarde el bando franquista prefirió olvidar este terrible episodio. Como dice Stanley G. Payne en el prólogo, este libro no construye ninguna «memoria» subjetiva, sino que presenta los datos de la historia misma.