Con nuestra bajísima natalidad, España está abocada a envejecer y despoblarse de forma progresiva. Y con ello, al empobrecimiento colectivo y a una sociedad que languidece por falta de savia joven. La alternativa es la repoblación masiva por extranjeros procedentes de países más pobres y con otras culturas. Pero esto, que en opinión del autor es, en todo caso, mejor que la despoblación, conlleva inconvenientes y riesgos evidentes.