La anécdota de la coma millonaria. Una simple coma mal usada en un texto jurídico puede ocasionar graves problemas. Incluso puede costar mucho dinero. Dos compañías canadienses firmaron un contrato para que una de ellas colocara unos postes telefónicos. Como el precio de los postes aumentó en poco tiempo, a la empresa instaladora le dejó de interesar el negocio. Y avisó a la otra parte de que al cabo de un año rescindiría el contrato, por la interpretación de una coma en una cláusula del contrato. Esta coma podía costar un millón de dólares canadienses. El periódico New York Times comentó el litigio largo y caro que mantuvieron esas empresas por la mencionada coma. (Página 15 del presente libro).