Hay quienes afirman que no existe la espiritualidad dominicana pues santo Domingo consideró que lo mejor era que sus hermanas y hermanos de comunidad se relacionasen con Dios con una gran libertad. Por eso, la libertad es, precisamente, la esencia de la espiritualidad dominicana. Una libertad que se despliega en "cuatro pilares": la comunidad, el estudio, la oración y la predicación, y en todos los ámbitos de su vida cotidiana. La espiritualidad es la manera con que las dominicas y dominicos viven su vocación cristiana.