Los profetas hablan de los pobres y la connivencia entre la Iglesia y los ricos, los poderosos. Al principio, la Iglesia se hacía con y para los pobres, pero con las ciudades empezaron las divisiones de clase. La desigualdad produjo movimientos sociales liderados por los pobres que protestaban contra la opresión social y contra la riqueza de la jerarquía y del clero, y a partir de ahí surgieron diversos profetas. Hoy en día, sin embargo, la profecía en la Iglesia ha sufrido cambios. En ese sentido, la preocupación del autor es la misma que la de Hélder Cámara: ¿qué ocurre hoy con la profecía? ¿Es la Iglesia actual la Iglesia de los pobres o está contaminada de tal modo por la ideología oficial y por el sistema dominante que no se atreve a hablar o ni siquiera se da cuenta de que podría hacerlo?