El chico del bosque es feliz en su hogar. A veces lo visita su amigo del pueblo, a quien le descubre la belleza oculta de los árboles, los juegos de los animales y el canto de la noche, y a quien ayuda de esta manera a ir perdiendo el miedo que el bosque le inspiraba. Finalmente, a la llegada del siguiente verano, el chico del bosque comprende que ha llegado por fin ese momento que temía y esperaba: atreverse también él a alejarse de su hogar y partir al pueblo a visitar a su amigo.