Salmoni fue deportado a Auschwitz en abril de 1944, donde se le asignó el número A15810. Cuando los soldados alemanes rastrearon y destruyeron el gueto de Roma, el 16 de octubre de 1943, él consiguió escapar a la violencia que sufrieron las más de mil personas capturadas y deportadas en uno de los días más tragicos que la ciudad recuerde. La suya fue una suerte efímera: solo seis meses después acabó en manos de los camisas negras de Mussolini y su vida se transformó en un calvario. Un largo viaje hacia la muerte, lo definió. Fue deportado a Via Tasso, calle romana tristemente famosa porque allí había una cárcel fascista donde los presos vivían en condiciones infrahumanas. Tras pasar por otras prisiones del régimen Regina Coeli y Fóssoli Salmonì llegó a Auschwitz. Tenía 24 años y dejó de ser Rubino Romeo para ser el número A 15810, un objeto, un animal que tenía que ser eliminado.