Piqué se cayó de una terraza con 15 meses y estuvo a punto de perder la vida. Los despistes de Cesc desquiciaban a Nooren, su madre adoptiva en Londres. Javi Martínez sufrió unos problemas de crecimiento que casi le alejan del fútbol. Silva era recogepelotas en los partidos de su padre y jugaba con las patatas que le daba su abuela. Sergio Ramos se vio atacado por unos perros tras un entrenamiento con el Sevilla y acabó subido a un árbol. El piano y el clarinete eran las otras aficiones de Llorente. Los padres de Iniesta se olvidaban a propósito de ir a buscarle al colegio cuando estaban en Barcelona. Y con más episodios de este tipo se escribe la historia de quienes han llegado a lo máximo defendiendo la camiseta de la Selección. Gente corriente que salió de infancias diversas. Niños que con su fútbol se convirtieron en leyendas. Así lo describe este libro.