América es, indudablemente, un espacio de identidades complejas. Lo es la América anglosajona y también, y muy especialmente, la América que durante varios siglos formó parte de los imperios español y portugués. El problema central sobre el que se reflexiona en este libro es sobre la asunción de la propia diversidad entendida como suma de varias pertenencias. De hecho, Iberoamérica es exactamente eso, una suma compleja de pertenencias, reafirmadas por un proceso histórico de mestizaje que acaba confluyendo en una identidad plural, múltiple, compleja y, por eso mismo, extraordinariamente rica y atractiva.