Nadie puede dejar de reconocer que Roma es inmensa, ejemplar, decisiva. Y en su dilatado paisaje histórico destacan irremediablemente algunas figuras singulares. Triunfantes con el favor de los acontecimientos o enfrentados a ellos y aplastados por el fracaso, se le imponen al lector con fuerza irresistible. Por eso era casi forzoso que alguien extrajera del vasto relato del sabio alemán algunas viñetas biográficas y las publicara por separado formando un pequeño libro de fácil y amena lectura como el que el lector tiene en sus manos [...]. Una galería de retratos como la que aquí se recoge suscita al punto en el lector una meditación sobre el papel del individuo en la historia. (Del prólogo de Francisco Socas) Theodor Mommsen (Garding, 1817-Charlottenburg, 1903) llevó una intensa vida entregada al estudio del mundo antiguo, aunque no faltaron en su trayectoria experiencias periodísticas, políticas y, de algún modo revolucionarias, que dieron fe de un hombre que participó activamente del tiempo que le tocó vivir: el siglo XIX y en concreto todo el proceso de la reunificación de Alemania. Sus obras, muy numerosas, estudian principalmente todo lo referente a la antigüedad romana: derecho, historia, filología, epigrafía, numismática, etc. Como filólogo cabe señalar su Estudio sobre los dialectos de la baja Italia (1850) y sus ediciones de Plinio el Joven. Como numismático su obra fundamental es el Tratado sobre el sistema monetario de los romanos. Pero el gran legado de Mommsen es y será la Historia de Roma, obra aparecida entonces en tres volúmenes, entre los años 1854 y 1856, y donde confluyen en toda su grandeza, genialidad y esplendor la figura del escritor, historiador, periodista, político y pensador que fue Mommsen. Por este libro le concedieron en 1902 el Premio Nobel de Literatura, y se ha convertido hoy en todo un clásico, un referente y un hito de la historiografía romana. Francisco Socas ha sido profesor de Lenguas Clásicas en la Universidad de Sevilla. Ha publicado numerosos trabajos sobre el mundo antiguo, entre los que destacan su tesis sobre la Fortuna en la novela antigua y versiones de poetas latinos (Lucrecio, Ovidio, Juvenal y Marcial). También ha llevado a cabo ediciones de obras heterodoxas o mal conocidas, como el De pulchro et de amore (1531) de Agostino Nifo, Mi vida (1575) y Mis libros (1562) de Girolamo Cardano, el texto irreligioso clandestino Symbolum sapientiae (1668), las novelescas Memorias (1542) de Francisco de Enzinas, el Sueño (1630) del astrónomo Johannes Kepler o Los remedios de amor del poeta sevillano Pedro Venegas de Saavedra. Se ha ocupado de crónicas y descripciones geográficas como la Europa de mi tiempo y la Descripción de Asia, obras ambas de Enea Silvio Piccolomini (s. XV).