A partir de finales de 2008 los primeros efectos de la crisis se hicieron visibles. El estallido de la burbuja inmobiliaria, la destrucción masiva de empleo, el rápido incremento en la tasa de pobreza y de exclusión social, y la repentina limitación de acceso a crédito, ponían de manifiesto que el espejismo del crecimiento en España había terminado. Así, sin apenas tiempo para hacernos conscientes, pasamos de ser referente económico dentro de la UE a vernos obligados a digerir una coyuntura francamente complicada. Pero más allá de los datos concretos, la cuestión fundamental que se nos planteaba era el carácter estructural de esta crisis compleja y multidimensional que nos estaba transformando como sociedad. Pero, junto con estos cambios se han producido otros que sin duda implican transformaciones de fondo en nuestro modelo. El endurecimiento de requisitos y la desaparición de medidas de ayuda son pruebas de que, ante esta realidad de sufrimiento para muchas familias, asistimos al debilitamiento de los mecanismos de protección y distribución por parte de las Administraciones Públicas. Los mecanismos de aseguramiento de la sociedad se han debilitado en este tiempo y las políticas de austeridad han generado una mayor vulnerabilidad de la sociedad española. Ante esta realidad, cabe la pregunta de si la crisis, además de efectos coyunturales, está implicando otros de corte estructural. O dicho de otra forma, si esta crisis está generando una nueva sociedad con un ADN diferente a la que existía en épocas anteriores. A esta pregunta tratamos de responder con el presente monográfico y con los artículos que en él se incluyen.