María es desmemoriada, por eso la llaman Olvido. Se olvida de todo en cualquier lugar, su padre andaba todo el día tras ella, recordándole mil y una cosas. Un día tuvo que salir a un recado y le encomendó varias tareas, perfectamente apuntadas en un papel, que al minuto siguiente Olvido extravió, porque no recordaba dónde lo había dejado. Cuando su papá volvió a casa se encontró que había regado al gato, había dado galletas a las plantas y todo en el lugar equivocado: los peluches en la bañera, su pijama en el baúl de los juguetes... Todo revuelto. Al día siguiente se encontró que nadie la despertó para ir a la escuela, suelas de zapatos en la tostadora y a su padre leyendo el periódico al revés. “Pero papá, ¿qué haces?” A lo que el le contestó: “Ah, sí, será que se me ha olvidado.” María Olvido comprendió la lección y desde entonces prometió no volver a olvidar las cosas importantes.