La muerte de John Fitzgerald Kennedy no dejó a nadie indiferente: su mujer trepando por el coche, unos niños rubios saludando con marcialidad en el funeral, un asesino rencoroso que murió en 24 horas, un cambio en el timón del Gobierno más importante de aquella época, y todo en un mundo en plena guerra fría
fue un antes y un después. ¿Por qué le mataron? ¿Para qué? ¿Quién le lloró? Y ¿Quién se benefició de aquella muerte? Son preguntas de difícil respuesta a pesar de miles de horas de investigación y una serie de Comisiones que han llegado hasta nuestros días. ¡Quizás un recorrido rápido por aquel 22 de Noviembre de 1963 hecho por la mirada de un forense nos dé algo de luz en el significado del magnicidio de Dallas! Casi siempre que alguien aprieta un gatillo, alguien en la sombra le aprieta a él. ¿O tal vez no?