En el número anterior de Documentación Social, nº 167: Vivir sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir: Teorías, tratábamos de aportar algunos elementos de carácter analítico que explicaran el porqué, en un sentido amplio, de esta crisis. Pero un ejercicio de este calado corría el riesgo de quedar incompleto si no se atrevía a dar un paso más. Por ello, se hacía imprescindible vislumbrar alternativas. Otros valores y otros hábitos son necesarios pues, más allá de digerir y comprender los fracasos, necesitamos de caminos diferentes por los que avanzar en la construcción de un nuevo modelo de sociedad. De esta forma, los malos augurios y los determinismos, que nos inmovilizan, pueden verse derrotados ante nuevas formas de pensar y de actuar. La búsqueda de soluciones a los problemas detectados se erige como tablón al que se agarra el naufrago después de experimentar el miedo a ser engullido por las olas. Pero aun con la existencia de caminos alternativos al recorrido hasta ahora, la propuesta sigue incompleta, pues todavía carece de certezas. De nuevo, ante la presencia de opciones puede surgir el miedo a que estas sean producto de la ingenuidad o el posibilismo: ¿se pueden concretar estos buenos propósitos? Vivir sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir: Propuestas y experiencias, pretende precisamente esto, complementar los análisis aportados por el número anterior con propuestas viables, ya realizadas? que actualmente se están llevando a la práctica. Pequeñas, casi insignificantes en un contexto de tanto sufrimiento, pero profundamente transformadoras, pues hacen viables las utopías y muestran que ya hay quien recorre esos nuevos caminos propuestos.