Locura y sentido común en perfecta armonía. En la cocina de Ramón Freixa hay atrevimiento, innovación y sensatez, una técnica impecable y numerosos juegos visuales y gustativos que comienzan con los divertidos snacks y continúan durante todas las propuestas que nos presenta con esa división de cada plato en varios distintos de los que se supone que uno es el principal, aunque muchas veces son los secundarios los que asumen todo el protagonismo. Algo complicado de explicar pero muy fácil de entender, y de disfrutar, con este libro.